Los Tercios españoles
Los tercios básicamente fueron unidades de infantería que defendieron los objetivos e intereses de la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII, más allá de las fronteras de la Península Ibérica.
La creación de los tercios fue la respuesta a la necesidad de la Corona de combatir de forma regular en territorios alejados de la Península. De este modo, los tercios eran unidades expertas de infantería, insertadas en un ejército del que eran minoría, aunque formaban su fuerza de élite. Constituían solo un porcentaje pequeño de los ejércitos multinacionales de los Austrias, pero formaban su núcleo duro. Su éxito residía en su composición, en la combinación perfecta del uso de armas blancas con las de fuego.
Los tercios congregaban en el campo de batalla una serie de escuadrones integrados por picas, arcabuces y, con el paso del tiempo, mosquetes. No eran una unidad de combate, sino de encuadramiento. Podían dividirse en unidades menores y más móviles. Eran flexibles en su composición, tanto en número de soldados, como en el porcentaje de tipos de armas utilizadas. Además, uno de sus mayores logros fue su adaptación al medio, gracias a la especialización militar. Tenemos que entender que los tercios actuaron en muchísimos escenarios, lo que requería una aclimatación a cada medio, tanto en la forma de combate como en la forma de vida.