LA TRASHUMANCIA DE BRAVO VUELVE A ATRAVESAR TIERRAS DE HUÉLAMO
Huélamo, 18 de junio de 2022
Desde hace cinco generaciones, las reses bravas de la familia de Alicia Chico recorren cerca de 500 kilómetros dos veces al año para huir del frío turolense en invierno y escapar del calor jienense en verano. Esta ganadería de Frías de Albarracín es la única de bravo en España que sigue realizando la trashumancia de largo recorrido, una tradición muy dura y costosa que, pese a las dificultades, Alicia se niega a perder.
Durante un mes, atraviesa tres comunidades autónomas, cinco provincias y los términos municipales de 47 municipios distintos.
Puntuales a su cita como cada año, aunque éste con unas temperaturas mucho más elevadas de lo habitual, la ganadería brava de Alicia Chico ha vuelto a atravesar las nobles tierras de Huélamo en dirección a la comarca turolense de los Montes Universales, en busca de un verano más fresco para las reses bravas y en el que puedan pastar con más comodidad que en la zona de Sierra Morena, concretamente en Vilches, donde habitualmente pasan los meses fríos.
En noviembre huyen de las nieves de la sierra de Albarracín, y en junio, de la sequía andaluza. Unas 500 vacas bravas, cabestros, sementales y becerros, recorren media España guiadas por cuatro vaqueros a caballo, comandados por el mayoral de la ganadería, Sito González, además de un vehículo de avituallamiento. Los machos son transportados en camiones para evitar riesgos innecesarios.
Esta ruta, de unos 500 kilómetros, es considerada la más larga de toda España, huyendo de los pastos secos de Sierra Morena buscando los verdes y frescos de la Sierra de Albarracín, hasta donde hay que llegar a través de la Cañada Real Conquense, también conocida como “La de los Chorros’”.
La trashumancia cada vez es más difícil para los pocos que la siguen haciendo. Ya sea ganado ovino o bovino, cada vez hay menos ganaderos que la hacen, y es debido al mal estado de las cañadas, la escasez de lugares donde el ganado abreve o la escasez de alimento para los animales durante las etapas, que suelen ser de entre 25 y 30 kilómetros diarios. Estas dificultades hacen que los ganaderos tengan que llevar bañeras para abrevar al ganado, comprar pienso o dar rodeos de hasta 40 kilómetros para que las reses tengan alimento y agua. A esto se le añade que los refugios que había antiguamente para pastores y ganaderos hayan desaparecido y que tengan que dormir en tiendas de campaña durante el mes que dura la trashumancia.